En uno de los capítulos de Branded Content and Entertainment in Advertising: A Theoretical and Empirical Study of Creative Advertising Practices, 2023. Routledge, María Rodríguez-Rabadán Benito analiza la dimensión social y cultural de la publicidad, subrayando su papel fundamental en la sociedad en términos no solo económicos, sino también como poderoso impulsor de comportamientos en las sociedades desarrolladas.
La publicidad, al trascender su ámbito comercial, ha permeado al tejido social en su conjunto, reemplazando, en ocasiones, incluso los emblemas tradicionales de las ciudades. La publicidad se contempla como un sistema comunicativo interrelacionado y multidimensional arraigado en la modernidad y cuyos efectos ideológicos y culturales son profundos.
Si hablamos de la naturaleza de la publicidad, esta se muestra como un conjunto de componentes económicos, sociales, comunicativos, psicológicos e ideológicos. Cada uno de estos aspectos resulta esencial para comprender plenamente su impacto y alcance en la sociedad. Abordar la publicidad desde un solo enfoque sería insuficiente para captar su influencia en su totalidad.
En cuanto a la evolución histórica de la publicidad se destaca la creación de códigos éticos en las primeras décadas del siglo XX, cuyo propósito era mejorar la credibilidad y veracidad de los mensajes publicitarios. A lo largo de los años, la autorregulación ha devenido esencial para la industria, respaldada por organizaciones locales e internacionales. Se ha ido produciendo el cambio en la orientación de la publicidad desde una sociedad de producción a una sociedad de consumo y, más recientemente, a una sociedad de comunicación. La publicidad se reconoce como reflejo y agente de estos cambios socioculturales.
La publicidad también está intrínsecamente entrelazada con la cultura, reflejando valores y estereotipos culturales prevalentes. Si bien su propósito es fomentar el consumo y cambiar actitudes, también refleja y amplifica valores y estereotipos contemporáneos. El poder persuasivo de la publicidad se manifiesta en su capacidad para presentar mensajes convincentes en un corto período de tiempo, lo que reta a la sociedad a ser crítica y vigilante ante estos mensajes. La publicidad es influenciada por otros medios, como el cine y los videojuegos y estos medios pueden predisponer e influir en determinados comportamientos y actitudes del público.
La responsabilidad de la publicidad radica en transmitir mensajes veraces y en sintonía con su influencia en la sociedad. La autora subraya la importancia de la ética en la publicidad y cómo ciertas industrias, como la de bebidas alcohólicas, plantean desafíos éticos en la creación de mensajes responsables. Cada vez en mayor medida, las marcas han adoptado un enfoque más auténtico y ético en sus campañas publicitarias, alejándose de los aspectos y técnicas más intrusivas y buscando conectar de manera más profunda y significativa con los consumidores. Ejemplos como la campaña «Real Beauty» de Dove y la campaña «Don’t mess with mother Earth» de Apple ilustran cómo las marcas pueden abrazar valores cambiantes y preocupaciones sociales en su comunicación.
Obviamente, la publicidad es una forma de comunicación que tiene como objetivo influir en las actitudes y el comportamiento de los consumidores creando una imagen favorable de un producto, servicio o marca. De este modo, la publicidad no solo transmite información, sino que también expresa valores, actitudes y emociones que afectan a la identidad y la cultura de las personas.
Desde una perspectiva sociológica, la publicidad puede concebirse como un agente de socialización que contribuye a la formación de la opinión pública, las normas sociales y los roles de género. Refleja y reproduce los valores dominantes de una sociedad, aunque también puede cuestionarlos o transformarlos. La publicidad puede generar consenso o conflicto, integración o exclusión, conformidad o resistencia. Puede, admás, reforzar o debilitar el sentido de pertenencia a una comunidad, una clase social o un grupo étnico.
Desde una perspectiva cultural, la publicidad puede conceptualizarse como un sistema de signos que crea significados y representa simbólicamente la realidad, utilizando diversos recursos lingüísticos, visuales y sonoros para construir mensajes persuasivos que apelan a las emociones, los deseos y las necesidades de los receptores. La publicidad se inspira en la cultura popular, el arte, la historia y la ciencia para crear narrativas, metáforas e imágenes que conectan con el público, a su vez produce cultura al generar tendencias, estilos y modas que influyen en el gusto y el consumo de las masas.